Ciao, queridos.
Algunos si sabéis que suelo leer a diario una página, que agrego hoy mismo a la lista de páginas recomendadas, sobre el euribor (maldito euribor, euro y el Trichet de los santos cojones) y otras cuestiones financieras. Pues allí llevan un par de días hablando de Punset (el del pelo blanco que en la 2 nos da la farra con temas sobre evolucionismo humano, y que ahora, por desgracia, ha sufrido de cáncer y está un pelín mejor), y todo porque salió un reportaje sobre él en El País Semanal (EPS) del pasado domingo 24.
Lo que estamos descubriendo en los laboratorios es que nos comportamos de forma optimista, aunque la realidad esté indicando lo contrario. Somos optimistas por naturaleza. Es decir, que pecamos invariablemente de optimistas para no sumirnos en los avatares íntimos provocados por la depresión y el pesimismo. Evolutivamente, las cosas han sido tan duras que aquellos organismos modelados por corrientes optimistas llegaban en mayor número a buen término. Para poder sobrevivir nos engañamos a nosotros mismos haciéndonos creer que el futuro será más fácil que ahora. Al esperar noticias positivas y generar con ellas imágenes mentales seductoras, desempeñamos una función adaptativa: modelamos el comportamiento presente en función del objetivo futuro.
Nuestros resultados sugieren que mientras el pasado está cerrado, el futuro está abierto a interpretación, lo que permite a las personas tomar distancia de posibles eventos negativos y acercarse hacia aquellos que son positivos.
- Sobre por qué el ser humano se divide en grupos.
Los perros forman manadas y los chimpancés son muy leales a su grupo, pero, a diferencia de las personas, estos animales no deciden que los de otro grupo son buenos o malos en función de sus banderas, sino de intereses ciertos como el territorio o la selección sexual. Probablemente, somos la única especie que se comporta de un modo u otro en función de símbolos. Además, todas nuestras filiaciones se solapan. Tenemos más de una manera de clasificarnos: por nación, idioma, sexo o grupo de edad. Es fascinante también constatar que seguimos dividiéndonos en categorías humanas como el género o la etnia, pero no por otros raseros como zurdos y diestros o altos y bajos. Esto sugiere que se trata de una manera especial de pensar. Y el pensamiento, como el alma, está en el cerebro.
Probablemente, se ha infligido más daño a causa de las lealtades de las personas a una tradición concreta, a una raza o a una religión que a causa del cambio económico. Sin embargo, todo el mundo dice que los ricos y las multinacionales son los culpables de los males que nos afligen, como la diferencia de clases o la pobreza.
De veras pienso que este hombre debería tener un homenaje a nivel nacional.
Bueno, espero que sirva de algo.
Ciao, queridos.
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