Carta Astral - Informe Astrológico - 2. Mi "yo" íntimo: mi verdadera motivación

Sol en Acuario (I).

El signo de Acuario se caracteriza por ser un utopista o un utópico por excelencia. Vive en un momento de su pura y exclusiva creación mental. Le gusta bastarse a sí mismo y ser autosuficiente, por lo cual encuentra fortaleza en sus ratos de soledad.

Este mundo mental en el que vive la persona con el Sol en el signo de Acuario o El Aguador se caracteriza por ser casi perfecto. Usted tiene la habilidad del conocimiento relámpago, es decir, la facultad para comprender las cosas de una forma casi instantánea. Mientras que otros apenas han arrancado en su proceso mental, usted ya ha tenido tiempo de ir y de volver. Por esto, su asimilación de la realidad siempre es mental e idealizada. Posee esa habilidad que se ha dado en llamar el sexto sentido o intuición. Esta es la facultad que permite conocer las cosas desde sus causas profundas e, incluso, adelantarse un poco al futuro previendo determinadas circunstancias que se pueden dar. La intuición, ciertamente, se basa también en un proceso mental previo de búsqueda de datos, de información y de experiencias. Usted verdaderamente tiene una gran capacidad para mantenerse al día ante la ingente cantidad de información que continuamente recibe el ser humano de finales del siglo XX. Sólo debe tener precaución para que esta asimilación de conceptos sea fluida, bien digerible y digerida. De otra forma, puede colapsarse momentáneamente su capacidad mental, debido a esto que hemos dado en llamar el estrés.

El estrés es realmente una de las dos caras de la moneda. El estrés significa un exceso de recarga de nuestro sistema nervioso, la cual hace que las facultades momentáneamente se colapsen y que el individuo no sea capaz de recibir mayor cantidad de información y de actividades que requieren responsabilidad. Pero lo que la mayor parte de las personas no sabe es que la depresión es la otra cara de la misma moneda. Cuando se somete a un grado de estrés grande a nuestro sistema nervioso, se le ha estado imprimiendo un ritmo de aceleración excesivamente grande, con multitud de exigencias ligadas al mundo exterior y a las responsabilidades externas, así como de interrelación con el medio ambiente circundante. Esto puede hacer que, como sistema de búsqueda del equilibrio, el sistema nervioso pegue un "tirón hacia dentro" y reclame fuertemente nuestra atención en un proceso de introversión profunda que llamamos la depresión. En la depresión, los procesos psíquicos y mentales ligados al exterior se desaceleran, mientras que simultáneamente, nos vemos obligados a dedicar una mayor atención y energía a los procesos internos de carácter subconsciente e inconsciente. Usted no es una persona, por la posición del Sol en Acuario, de carácter depresivo, pero sí ha de tener en consideración que si lleva a los extremos su actividad mental, podría tener una fase de mayor melancolía o de pesimismo, como consecuencia de los excesos en su actividad mental de extroversión.

El gran problema para las personas con el Sol en el signo de Acuario se da cuando llega la hora de aplicarse sobre la realidad concreta. Usted es por naturaleza una persona despistada y que va dejando cabos sueltos, y que al idealizar excesivamente la realidad luego se puede dar de frente con ella. Aprenda a ser una persona ordenada, mantenga en regla y en un sitio adecuado todos sus papeles, haga puntualmente las revisiones mecánicas a su coche, y lleve una contabilidad aunque sea sencilla para saber en todo momento a quién le debe o quién le debe a usted, así como los ingresos y los gastos que tiene cada vez. Procure en general estar pendiente de todos esos detalles materiales, a los que usted con frecuencia no les presta sino muy poca atención. No se olvide que para que siga disfrutando de esa libertad de movimiento y de expresión de la que tanto disfruta, es necesario que dedique también algo de sus energías y de su tiempo a ordenar sus asuntos materiales. Si no lo hiciera así, entonces precisamente las consecuencias serían las de sentirse esclavizado a la realidad material y de sentirse en parte un incomprendido, o de sentirse alguien que está un tanto adelantado a la época en la que vive. Para no caer en este síndrome de rebelde sin causa, lo más adecuado es adoptar una disciplina cotidiana y, así, poder realizar esa conjunción armónica que necesita entre su pensamiento idealizado y la realidad circundante. Si así lo hace, ciertamente se le abrirán experiencias muy importantes que nunca había sospechado. No desdeñe los detalles de la vida cotidiana, ya que en ellos se encuentran también experiencias muy relevantes y apasionantes.