¿Qué haces amor?

¿Qué haces amor?
¿Qué dulce silencio te envuelve en este mundo de ensueño y pensamiento?
¿Dónde está tu mente inquieta, tus dedos inquisidores que no descansan, tu lengua hermosa y fluida, tu mente rápida y alegre, original y tierna?
¿Dónde estás amor que no te escucho?
¿Qué es eso que te aleja de mí?
¿Qué te hace olvidar amores pasados?

Amor,
No lamentarás nunca haber transpuesto las barreras del tiempo y el espacio para entregarte a mí en alma, espíritu y, por qué no, en cuerpo. En ese cuerpo que viaja a través del espacio eterno y resurge como ave fénix miles de kilómetros después porque lo ordena el corazón, porque es la vida, el amor.

Todo lo que está alrededor de ti tiene que ser hermoso por esencia.
A una rosa, aunque tenga espinas, por quien todos la recuerdan es por su olor, el olor maravilloso que envuelve los sentidos en tules de ensueño, de imaginación, velos de ilusión que nunca se rompen, que son maravillosos y que dan sentido a la vida y a la relación humana.

Que no te amor, mujer, que te adoro.
¿No ves como mi espíritu se eleva y vuela hasta tu orilla y te susurra al oído poemas de amor, música de encanto, palabras de conquista que te pide que te entregues, que te rindas a este conquistador que los siglos han bautizado como hombre, como adorador, como amantes, como vida?

Ese soy yo, yo, que te llego sutilmente.
Y no sólo te llego, sino que me sientes.
Soy la espina de esa rosa, pero no por punzante menos hermosa, no por dar dolor menos deseada.
¿Es que en la vida existe placer sin dolor?
¿Es que acaso podemos separa nuestros mejores momentos de los más trágicos?
Pero no importa, sabes que soy el puerto seguro donde refugiarte para evadir la tormenta destructora.