- ¿Sí?
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Claro.
- ¿Te casarías conmigo?
- ...
- Este sería en el momento en el que me dirías que sí con una sonrisa y correrías emocionado a mis brazos.
- Sabes que soy un alma libre y que odio el compromiso...
- Al menos, lo he intentado.
- Por eso me casaré contigo.
- ¿Cómo?
- Sí, me casaré contigo. Porque
Ese mismo SI que se dijeron ante el Alcalde el día en que los niños aprovecharon la fiesta para disfrazarse de Halloween.
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