Llévame al fin de la montaña,
dame del vino de la vida,
extiende el cielo, haz la cama,
donde me escondo de la herida,
y ahora
somos más fuertes que el suelo.
Muéstrame la desembocadura del río,
ven al nacimiento del mío,
cambia el dolor y el peligro,
porque la distancia dolió,
y ahora
volamos a contramano.
Sigue por este camino,
coge lunas de plata,
un beso es nuestro destino,
beso que hiere pero no mata,
y ahora
somos más cuerpo que antes.
No tenemos frío en el fuego,
tras dentro el verano,
me veo en ti y descubro
somos luz, sombras no,
y ahora
volamos a contramano.
Y ha de haber otro lugar,
y palabras que decir
cuando la tierra abraza el mar
es como un hijo al nacer.
Y ha de haber otra manera,
de contar a quien no sabe,
si me das la vida entera
por qué sólo viví la mitad?
Llévame de vuelta a casa,
abre las puertas de un jardín,
acuéstame en tu cama,
dí que sí,
dí que si...
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