Hola, queridos.
Soy de los que piensan que las promesas hay que cumplirlas. Y, reconozco, que soy el primero que las incumple.
La primera que incumplo hoy es la de no volver a escribir sobre EL TEMA.
¡Joder! ¡Cuesta tanto!
Y sobre todo por los días que paso en la Ciudad Prohibida a sabiendas que estás o que pudieras estar cerca.
¡Qué desespero! Y es que muero sin tu boca, sin tu pasión, sin tu calor.
Y entonces es cuando, de repente, suena un bolero que me incita a incumplir mi promesa.
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