Mira, cariño, yo soy aquel que cuando te ve no sabe encontrar las palabras y se calla.
Aquel que con mirarte te hace el amor.
Yo soy ese gilipollas que dejaría de creer en los imposibles a tu lado.
Aquel para el que el demasiado tarde nunca sería una excusa.
Soy ese.
Ese que tiembla cuando sonríes.
Ese que no es sino contigo.
Ese que te escucha y cree que el cielo sonaría igual.
"I want you", como la canción de Dylan.
Y sé que en el fondo nada.
Que soy el descontrol y no la calma.
Que soy el desorden de cualquier habitación un domingo por la mañana, cuando la resaca hace que te levantes a la hora de comer.
Y solo.
Sé que soy el valor que se deprecia en caída libre por esa montaña de esperanzas sin sentimientos.
Quiero decir, las esperanzas te sostienen, pero en algún momento te sueltan.
Y duele.
Pero no me importaría sangrar en la UCI de tu cuerpo.
Y notar tu calor sería estar en el reservado del infierno, con copas gratis toda la noche.
Pero, recuerda, no se me da nada bien, excepto esperarte.
No soy el chico ideal sino para cualquier catástrofe.
Y no obstante, cuando sonrío de verdad, el mundo se apaga un poco; y brillo.
Ojalá estuvieses aquí, corazón.
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