Acostumbras a dejarte ver sólo un momento, de paso. Pero eso sí, trastocas mi mente, haciendo que centre toda mi atención en ti.
Acostumbras a estar bella, fresca, vivaz, cuasi mágica. Mientras yo sólo me tengo que conformar con verte y saludarte en la distancia.
Acostumbras a no darme la espalda, sabiendo que nuestro encuentro es fugaz.
Pero yo no me acostumbro.
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