Añoro tumbarme en la cama contigo, que resposes tu cabeza en mi pecho, que tu pelo me haga cosquillas y que nos pongamos a hablar bajito como si nos estuvieran oyendo fuera de la habitación. Pausadamente, disfrutando el momento. Piel con piel. Sintiendo con las manos el latido de ambos corazones.
Conseguiste sonrojarme cuando te solté aquello de "te quiero con locura".
No hay más. Y es todo.
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